AGMER – 22 de junio de 1981 – 2009

 

Recopilación de Elena Arnaudín, Secretaria de Administración y Actas de AGMER CDC

 

Este 22 de junio la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER) conmemoró sus 28 años , pero esta fundación en 1981 está íntimamente enraizada con un proceso que comienza a gestarse en la primera Asociación del Magisterio de Paraná que se constituyó en 1918 y en otras, que recorren años de búsqueda de representación y organización.

 

Estas asociaciones se diferenciaban por el origen social de los docentes y su condición mayoritariamente femenina; por la representación de la función social del docente como apostolado; por la separación  entre los titulados (maestros normales) y los no titulados (maestros prácticos),  entre los profesores diplomados y los profesionales (médicos, abogados, contadores) que ejercían la docencia secundaria;  entre docentes nacionales y provinciales (con distintos escalafones, salarios y programas de enseñanza), entre maestros y profesores, así como la inexistencia de una carrera docente normada o pautada por un Estatuto, que hacía de los educadores objeto de la manipulación y del clientelismo político.

Estos condicionantes impedían la unidad sindical docente.

 

El panorama descripto se reflejaba en nuestra provincia,  hacia 1973 los docentes entrerrianos estaban nucleados en varias organizaciones: la Federación del Magisterio de Entre Ríos

( agrupaba a los maestros  provinciales); la Federación de Docentes Nacionales de Entre Ríos  (a los maestros de las escuelas «Láinez»); los Centros de Profesores Diplomados; la Unión Gremial de Maestros Privados Entrerrianos y la Asociación del Magisterio de Paraná.

 Todas estas asociaciones docentes entrerrianas  participaron, en Huerta Grande, del Congreso fundacional de la CTERA el 11 de septiembre de 1973, sosteniendo sus principios fundamentales: el rol social y político de la escuela pública,  la obligación indelegable del Estado,  la democracia sindical y  la autonomía  de las organizaciones gremiales respecto a los partidos políticos y la patronal.


La dictadura destruye las formas orgánicas de sindicalización docente en la provincia. Sin embargo, a nivel local se mantiene una cierta actividad militante  a través de expresiones de carácter cultural y social. Son focos de resistencia que posibilitarán después la reconstrucción de dos gremios docentes: la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos  (AGMER) y el Centro Entrerriano de Docentes de Enseñanza Media y Superior (CEDEMYS), entidades que se fusionarán en un sindicato único en 1988, dando origen a la actual AGMER.


El 22 de junio de 1981 en Paraná, se conforma la Comisión Directiva de la Asociación Gremial del Magisterio, presidida por Roberto Barbero.  Que tomará como primera reivindicación la reincorporación de todos los docentes cesanteados por la dictadura militar y comenzarán una política de acercamiento a todos los grupos del interior de la provincia, que buscaban una forma organizativa que agrupara a todos los departamentos. En 1983 se realizan reuniones de dirigentes y encuentros y se consolida una Junta Provisoria  provincial,  con Alba Bochaton de Dondo, como Sec.Gral.


Al calor de la organización se abren debates, que habían comenzado en la década anterior,  siempre avanzando en organización y representación, conforme a los principios fundacionales de Huerta Grande. La AGMER se extendió así a toda la provincia, enrolada ya en su definición de sindicato único.En 1984, electa ya como secretaria general Clelia Lavini, este proceso organizativo se consolida.


Por su parte, las relaciones de solidaridad, las luchas y las acciones conjuntas en el plan reivindicativo con  el Centro Entrerriano de Docentes de Enseñanza Media y Superior (Cedemys) hacen madurar en la dirigencia de ambos sindicatos la necesidad de concretar la unidad que se daba en el plano de la acción.

Esta concepción se impone en 1988 al calor de la Marcha Blanca y de la histórica huelga nacional de 43 días por nomenclador básico común y unificación del sueldo básico del maestro de grado jornada simple, Estatuto Federal del Trabajador de la Educación , Ley Federal de Educación. En septiembre de ese año, en un paso decisivo hacia la unidad gremial, los afiliados de ambos sindicatos eligen una conducción unificada: Ricardo Matzkin (AGMER) y Blanca Benavídez (Cedemys).Un congreso  sella la unidad de los trabajadores de la educación entrerrianos, en Agmer-Cedemys y otro congreso en 1990  adopta definitivamente el nombre de AGMER.


El VII Congreso Extraordinario de CTERA declaró el 23 de mayo Día del Trabajador de la Educación , para recordar que en sus luchas "los maestros no dejamos de enseñar, enseñamos a luchar".

 

A partir de allí AGMER profundiza su inserción en todos los niveles y modalidades, crece en afiliación y construye junto a CTERA  la resistencia contra un modelo que cabalgaba sobre la dominación más absoluta y da una tenaz lucha contra la reforma educativa, impuesta por la Ley Federal de Educación, efectuada en medio de una creciente oposición y movilización.

A partir de la transferencia de las Escuelas Nacionales las provincias debieron cargar con enormes responsabilidades económicas que no pudieron cumplir y desembocaron en graves conflictos salariales y edilicios, y finalmente profundizaron las diferencias y desigualdades, en el que el problema principal era que el sistema educativo argentino perdiera la coherencia y la unidad, características que mantuvo a lo largo de su historia, y fuera perdiendo sus objetivos, sus valores, sus principios básicos, su organización, su estructura y su base fundamental que estaba dirigida a crear un piso igualitario de conocimientos en todo el territorio y para todos sus habitantes.

 

En  los 90, con el conjunto de los trabajadores rechazamos la instalación del modelo neoliberal y asumimos la defensa del trabajador de la educación de una manera distinta, empezamos a apropiarnos del conocimiento, en la plena convicción que el proceso educativo es un proceso político.

Muchos docentes entrerrianos ayunaron participando de la Carpa Blanca de la Dignidad en la Plaza de los dos Congresos  y muchos más en las escuelas y plazas de nuestra provincia acompañando con su sacrificio personal esta decisión de quebrar la voluntad política, y lo logramos.

Peleamos contra un sistema educativo anarquizado, profundamente fracturado y empobrecido, que solamente acompañaba y procuraba contener la miseria y la exclusión.

 

En el momento en que el sistema parecía haberse solidificado en el país, cuando parecía imposible pensar en una alternativa distinta, cuando el gobierno decretaba el fin de las ideologías y, el liberalismo era lo único que existía con sus políticas de ajuste con sus consecuencias conocidas por todos los trabajadores: las privatizaciones, la modificación de todas las leyes laborales y la destrucción de todos los movimientos que se alzaban contra el ajuste, entendimos que el camino de la lucha tenía que ser más abierto, que no era posible dar la lucha solos, sino con el conjunto de los trabajadores y comenzamos a gestar  la construcción de la Central de Trabajadores Argentinos - CTA - con la esperanza de estructurar un espacio nuevo en el movimiento obrero , como una herramienta fundamental en la lucha social a partir de la concepción de             otro     sindicalismo, capaz de llevar adelante las reivindicaciones de todos  sobre la base de la pluralidad, la integralidad y la participación, que incorpore a todos los trabajadores ocupados y desocupados.

 

Las distintas gestiones de gobierno han tenido que discutir con el gremio de los docentes (sus 23 mil afiliados hablan de su representación) políticas educativas, condiciones laborales, edilicias y salariales.

Muchas veces la confrontación ha sido el único camino para hacer llegar nuestra voz.. Con la conquista de la Ley de Paritarias Docente, producto de la lucha sostenida a lo largo de más de 20  años por cada uno de los docentes de la provincia y del país, logramos una  herramienta que nos permite: contar con  un ámbito de negociación colectiva que, a través de  la participación democrática, posibilita la búsqueda de consensos y la negociación; la generación de normas con la participación de los trabajadores para resolver los problemas del sistema educativo; que garantiza la capacidad colectiva de decisión y control para que todos los acuerdos que se firmen signifiquen avances para quienes, todos los días con su trabajo, buscan hacer de la Escuela Pública una herramienta de nuestro pueblo, para transformar y dignificar nuestra vida como Nación.

 

Los trabajadores de la educación no hemos logrado todo lo que queremos, desde AGMER, seguimos propiciando que se alcen, tanto del sindicato como en la propia escuela, cada vez más fuertes, las voces que en otros tiempos se quisieron acallar. La conmemoración de nuestros 28 años es una nueva oportunidad para el análisis, la reflexión, la denuncia y por sobre todo, para cargarnos de fuerzas y seguir, hoy  más que nunca, unidos en nuestra inclaudicable lucha en DEFENSA DE LA ESCUELA PÚBLICA  Y LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES.