La educación también se inunda
LAMENTABLE REALIDAD DE ESCUELA URUGUAYENSE
Luego de las inundaciones que afectaron a varios sectores de la ciudad debido a la creciente del Río Uruguay en los pasados noviembre y diciembre, la escuela E.E.T Nro 3 y C.F.P. (Centro de Formación Profesional), más conocida como la ex Escuela de Aprendices, situada en Avenida Paysandú y Etcheverry, a escasísimos días de comenzar las clases, se halla inserta en condiciones calamitosas.
Pelear solos.
Como es sabido, en el transcurso de esta semana, los docentes de las escuelas entrerrianas se reúnen en los establecimientos escolares para participar de un controvertible perfeccionamiento. Y el lunes entrante se estaría dando inicio a los recuperatorios, para luego comenzar con el normal dictado de clases. En la ex Escuela de Aprendices no se puede, hoy por hoy, hablar de normalidad. El personal de la institución –directivo, docentes, preceptora, secretaria- está cumpliendo lo mejor que puede con el mencionado perfeccionamiento, mientras a cada momento, acuden alumnos que desean inscribirse para el año lectivo, solicitar un pase o registrarse para una mesa de recuperación; pero, entre tanto, y en el horario que sobra, hay que descascarar paredes, lijar, pintar, fregar pisos que se resisten a abandonar la costra que los cubre, desinfectar, sacar al sol lo que pueda llegar a salvarse y desechar lo mucho que el agua ha malogrado: documentación, útiles que iban a ser destinados a los alumnos –los cuales provienen, en su mayoría, de familias humildes-, mapas, láminas, libros… Y todo ello sin contar, por supuesto, los muebles arruinados, los pisos de madera que no resistieron el avance del río, la humedad que pulula aquí y allá y el caótico desorden de los materiales propios de la vida escolar –los cuales ya se están debiendo utilizar debido a los diversos requerimientos que se presentan- tales como escritorios y archivos.
De olvidos y otras incoherencias.
Tal panorama suscita pena y hace difícil recomenzar el año sin cierto aire de pesadumbre. Es que no hay otros sentimientos posibles cuando se mira al estado de la escuela y se piensa en una innegable realidad: la que dice que la ayuda de los dirigentes políticos, pese a los reclamos y debido informe de tan precaria situación, no asomó ni siquiera sus narices por el lugar; prácticamente no hubo aporte monetario, ni de materiales, ni de brazos dispuestos a colaborar. Lo único que se consiguió es el dinero para solventar la pintura de las paredes, el cual fue aportado por la Dirección Departamental de Escuelas.
Cabe recordar que la institución se vio afectada por la crecida del Uruguay a finales del pasado noviembre. Hasta ese momento el edificio se encontraba resguardado por la defensa baja (que puede contener la creciente hasta los 8, 40 metros) pero, una noche, las bombas de achique que funcionaban en la D.N.C.P. y V. N. (Dirección Nacional de Construcciones Portuarias y Vías Navegables) se detuvieron imprevistamente y, al quedar sin dicha contención, las aguas dentro y fuera de la salvaguardia se nivelaron ocasionando el desastre. Y, como recién a la mañana siguiente se pudo tomar conocimiento de tal cuadro, los elementos que se hubieran podido salvaguardar quedaron abandonados a la buena de Dios.
La escuela no recibe un sustento económico considerable desde hace demasiado tiempo: el hecho de que se encuentre en territorio no concerniente a la jurisdicción de la provincia la ha perjudicado grandemente en ese sentido. Frente a esto, es factible preguntarse: ¿los alumnos que concurren a ella no pertenecen al presente y al futuro provincial?, ¿los docentes que están tratando de revivirla no dependen de la provincia?, ¿y el municipio de la ciudad puede fingir ignorar semejante cuadro? A veces, hay que salirse de las reglas, de lo burocrático…Y más aún cuando se trata de sucesos deplorables como este. Pero, al parecer, en este país, esa costumbre se practica cuando los fines no son del todo limpios ni tan urgentes. Aunque nadie en la escuela, “la del ministerio” como le dicen en la ciudad, piensa en rendirse. Seguramente, pese a todo, la E.E.T Nro 3 saldrá adelante: sin importar que el contexto edilicio tarde mucho en acercarse a una realidad más o menos óptima, ni el esfuerzo personal que habrá que depositar en ello. La educación está acostumbrada al olvido, pero ella nunca será una cuestión de territorio, límite o quién sabe qué excusa: es una prioridad que el pueblo se merece. Y garantizarla es una obligación de los que eligen responsabilizarse, y así lo prometen.
Aguerre Meyer, Luis
Visagno, María Silvana
Elizalde, Viviana
Dotta, Andrea
Impini, María Rosa
Gaggino, Alejandra
Barbizán, Raúl
Buffet, Silvio
Ramos, Miguel
Sigot, María Belén
Rivollier, Celina
Bondaz, Elba Leonor
Mosca, Roberto
Gallarraga, Marcelo
Galli, Laura
Charfulio, Luis