El
debate UADER
Estas líneas
tienen por objeto reflexionar sobre lo que se está en debate, en estos momentos
en
En primer término analizaré
concretamente lo que se está discutiendo.
En segundo lugar me detendré en
las trampas discursivas y las matrices ideológicas y políticas que se pusieron
en juego a partir de ese debate.
1. El difuso ¿? objeto de la discusión.
Se ha manifestado reiteradamente
en los medios provinciales que se está discutiendo si en UADER se realizan
concursos ordinarios o no. Esto es Falso. La necesidad de realización de
concursos ordinarios no estuvo nunca en debate, nadie ha puesto en duda la
necesidad ni la urgencia de que los mismos se realicen.
Concretamente
lo que hemos planteado es que ningún docente transferido puede ser legalmente
obligado a participar contra su voluntad de esos concursos. Si algún docente
transferido quiere hacer una renuncia explícita a tales derechos (entre los
cuales se encuentra el ya estar "ingresados" a la universidad, por lo
que no corresponde un concurso que es de ingreso) y participar de los concursos
ordinarios nada se lo impide.
¿Cuál es el
problema entonces?. El tema es, entonces, cómo se asigna categoría, cargo, dedicación
a un docente ya
ingresado a la universidad y al cual no se lo puede obligar a participar de un
concurso ordinario, pero al que se lo debe enmarcar en la estructura de la universidad.
Para ello el Reglamento de Concursos de
No es otra
cosa lo que se discute, nadie ha planteado oposición a la realización de
concursos ordinarios. Por el contrario la preocupación es que los mismos se
lleven a cabo, que no vulneren derechos adquiridos que puedan implicar acciones
legales y que, a la vez, posibiliten integrar a los docentes transferidos (el
grueso de la fuerza laboral de la mayoría de las facultades) a categorías,
cargos y dedicaciones, como corresponde en una universidad.
2. Los falsos planteos
¿Qué
ha sucedido entonces?. Básicamente, en torno de lo que
se estaba debatiendo se pusieron en circulación importantes dosis de ignorancia
atravesadas por dispositivos discursivos que contenían:
A.
Variantes:
1. Se dijo al alumnado que, en caso de que los
profesores de la universidad no ingresaran a las cátedras mediante concursos
ordinarios abiertos de antecedentes y oposición se ponían en riesgo las
titulaciones de los alumnos, la existencia misma de la universidad ya que la
misma tenía reconocimiento “provisorio”. El riesgo era que
2. Se planteó,
entre otras cuestiones que el riesgo se vinculaba a la violación de lo normado
en
3. Durante y
particularmente cuando se demostraron las inconsistencias de tales argumentos,
la inexistencia de tales riesgos, se planteó que el problema se vinculaba a un
supuesto “bajo status” en el ámbito académico y científico de
1.
Se vinculó linealmente “excelencia académica” a
realización de Concursos Ordinarios. Al calor del pensamiento mágico y lineal.
2.
Se planteó la necesidad de que el personal docente
debía “legitimarse” ante una supuesta falta de legitimidad en el ejercicio
cotidiano de su trabajo.
Desde la
gestión del Rector González se puso a circular un discurso en el cual los
docentes transferidos de institutos terciarios representaban el atraso
académico opuesto al progresismo del ámbito universitario. Por esta operación
se transformó a los profesores fundantes de la
universidad en “profesores residuales”. De esta forma se deslegitimó al grueso
de la fuerza laboral de la universidad. Decir que hay que “legitimarse” es
decir que hay ausencia de legitimidad.
2. El
modelo “democracia es lo que yo pienso”
Todos aquellos espacios en donde el planteo de este
sector del estudiantado no obtuvo respaldo mayoritario pasaron a ser
desacreditados, a saber:
1.
Se sostuvo que durante las sesiones de la comisión ad hoc los alumnos no fueron escuchados.
2.
Se sostuvo que la representación sindical no contaba
con respaldo gremial.
3.
Se sostuvo que el despacho por mayoría de
4.
Se sostuvo que en el Consejo Superior no se votó lo que
realmente se votó.
El proceso
también podría llamarse cómo convertir propuestas reaccionarias en luchas
progresistas y, como transformar prácticas de la lucha popular en prácticas
autoritarias.
3. Las aclaraciones
necesarias.
Independientemente de ignorancias, mistificaciones y
distorsiones interpretativas respecto del texto de Ley de Educación Superior,
del poder de
Los docentes fundantes de esta universidad, no
llegan desde el vacío, sino que vienen de una historia que hizo posible esta
Universidad. Estos docentes –ingresados
originariamente por concursos- venimos de sufrir y disputar diversos procesos
de transformaciones institucionales y curriculares (Nivel Superior de Escuelas
Normales, INES, IES, reforma curricular 1998, UADER). Estos docentes, mano de obra barata ayer (en el
CGE) y hoy (en UADER), trabajaron y trabajan en las peores condiciones (tan
malas como las del grueso de los docentes entrerrianos): todas sus horas frente
a alumnos (sin tiempos para dedicarse a la investigación, por ejemplo) y sin
recursos. ¿Quién tiene la autoridad para decirles ahora que es necesario que se
“legitimen”?, ¿quién tiene la autoridad para decirles ahora que tiene que
ingresar nuevamente a sus trabajos porque así lo exige supuestamente
Debe quedar claro que, acorde a los principios de la organización sindical
de la que participo:
1.
Todo
docente debe ingresar por concurso a su lugar de trabajo. Estos docentes ya han
concursado para ingresar a sus puestos de trabajo. Llama la atención que no se generó el mismo debate cuando
2.
La oposición a todos los mecanismos de
flexibilización laboral y de acreditación externa que impliquen prácticas meritocráticas y competitivas en el desempeño del trabajo.
Pasamos toda la década del 90 oponiéndonos a la instalación de estas
concepciones en las escuelas primarias, medias y superiores.
3.
Es, por tanto, inaceptable para nosotros que un
trabajador (mal pago, sin recursos, manoseado, desacreditado) se vea sometido a
rendir cuentas por evaluaciones externas de su capacidad para el ejercicio del
trabajo.
Siempre sostuvimos que posibilitar mejorar los procesos de enseñanza y
aprendizaje dependía de asegurar a trabajadores y alumnos condiciones de
trabajo y estudio. El neoliberalismo nos propuso dos mecanismos para mejorar la
“excelencia académica” y la “calidad educativa”:
1.
Motorizar mecanismos meritocráticos
y competitivos entre los trabajadores a los efectos de, con el mínimo de
inversión, obtener el máximo de rendimiento (la expresión de estas concepciones
son claras en las políticas de los ’90 que, en nivel superior se expresan en
2.
Para el caso de los estudiantes universitarios
favorecer mecanismos de selección de alumnos.
Llama la atención que la concepción ideológica y discursiva subyacente es
la misma en discurso neoliberal. La contraparte de fortalecer, mediante
evaluaciones sistémicas y controles externos a los docentes, con el objeto de
obtener “excelencia académica”, es profundizar la expulsión de alumnos del
sistema universitario mediante mecanismos de selección de los “más aptos”.
En definitiva, me sorprende mucho el nivel de confrontación que ha tomado
este debate. Nosotros no nos hemos negado siquiera a que para el tránsito de
los docentes que se encuentran en horas cátedras a cargos y dedicaciones se
apliquen mecanismos de evaluación, pero los cuales no pueden significar ni un
nuevo ingreso para este trabajador, ni verse obligado a competir con otros por
un lugar de trabajo. Entendimos que este mecanismo permitía no violentar ningún
derecho, no someter a los trabajadores (que además en general se encuentran en
condiciones de desigualdad) a nuevas formas de “acreditación” meritocrática y competitiva y posibilitar, de esta forma
construir mejores condiciones para enseñar y aprender, lugar real desde donde
la excelencia académica es posible.
4. ¿Quiénes son los actores reales de esta disputa?
En la superficie de este
enfrentamiento pareciera que hay una disputa entre profesores transferidos y
estudiantes. Esto no es así.
Cuando desde los trabajadores
hemos debatido este tema siempre tuvimos claro que nuestro antagónico era la
patronal. En realidad, quien manifestó siempre su concepción de que todos los
trabajadores debían pasar por concursos ordinarios fueron primero el rector
Gonzáles (respaldado por su séquito de profesores en cargos claves de
conducción de la universidad y por lo profesores designados a dedo en las
cátedras) y luego el rector Mathieu. En ambos casos,
su concepción de universidad siempre fue acorde a lo que planteaba –en este
tema-
Los estudiantes, alentados por
la mítica de una lucha “por dar” (para muchos de ellos sus primeras
experiencias de disputa en la calle), atemorizados por los falsos riesgos
respecto de la posibilidad de obtener sus títulos y convencidos ingenuamente de
que de esta forma se obtiene “excelencia académica”, han encontrado su lucha
“para dar”, en la que genuinamente sentirse realizados, hubiera sido mejor que
la disputa por dar fuera otra, de las tantas y graves que hay en UADER que
hubieran habilitado mil tomas del rectorado y que, además, fueran de contenido
popular.
5. ¿Quién/es gana/n en esta disputa?
UADER es un botín grande, lo
es hoy y lo es a futuro, por eso hay que confrontar:
1.
Los intereses de quienes efectivamente no quieren que
avance la normalización y democratización de la universidad.
2.
Los sectores que apuestan a disputar cátedras en donde
ya hay otros compañeros trabajadores.
3.
Los sectores que no quieren que el grueso de la fuerza
de trabajo de la universidad obtenga ciudadanía universitaria, aquellos que
están pensando en una universidad (intervenida o autónoma) pero con un séquito
académico (y sus redes y vinculaciones políticas) que la conduzca.
No creo que todos los sectores
estén pensando en los tres puntos, algunos sí, para otros sólo es una alianza
estratégica del momento.
Alejandro Bernasconi
Prof. Carrera Historia UADER Subsede Uruguay
Delegado gremial AGMER
Congresal de AGMER