8 DE MARZO: DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER. UN DÍA DE LUCHA POR LOS DERECHOS
Por Fernanda Pepey
Prosecretaria de Ecología y Medio Ambiente
AGMER Seccional Uruguay
En este 8 de marzo llega a mi memoria con nítida claridad la Imagen de una mujer uruguayense que ha marcado a fuego todo una época y que considero, personalmente, es poco el reconocimiento que se le ha brindado. Me estoy refiriendo a Teresa Ratto, mujer Rebelde, convencida, cuestionó con el gesto de ingresar al colegio Nacional del Uruguay a una sociedad patriarcal y machista que marginaba a la mujer, que le negaba el acceso a lugares por entonces solo reservados a los hombres.
Quizás, sin atacar las causas profundas de aquella situación de desigualdad manifiesta, simbolizaba esa joven uruguayense lo que muchas no se atrevían o no podían decir con libertad.
El siglo XX alumbraría un nuevo tiempo de luchas, de reclamos y conquistas. Nuestro país se convirtió merced a la labor legislativa de Alfredo Palacios en un pionero del reconocimiento jurídico de los derechos de la mujer, sancionando en 1907 la primera Ley al respecto. País que ha dado y da innumerables ejemplos de inclaudicables luchadoras como Alicia Moreau, a Eva Duarte, Marina Vilte, Teresa Ratto o las madres y abuelas que incansable y tozudamente aún siguen buscando verdad y justicia.
Esta conmemoración, la del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer empieza con la propuesta de las delegadas norteamericanas Lena Morrow Lewis y May Word Simon, en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Copenhague en 1910 para hacer una celebración internacional. Ya en 1914 comienza a difundirse la utilización de esta fecha como día de lucha de la mujer.
En Alemania, Francia y Suecia millones de mujeres salieron a la calle a manifestarse en contra de la guerra y a favor del voto. En 1917 en San Petersburgo una gran manifestación de mujeres salió a reclamar su derecho a comer, su derecho a votar y el regreso inmediato de los soldados del frente de guerra. Cuatro días más tarde abdicaba el Zar, el gobierno provisional le otorgaba a las mujeres rusas el derecho al voto y empezaba el camino que culminaría con la revolución.
Es decir que ya existía en las organizaciones de mujeres del mundo la elección del 8 de marzo para manifestarse en demanda de exigir sus derechos, y en recuerdo de las mujeres obreras que murieron por reclamar condiciones dignas de trabajo como las 146 obreras muertas en el incendio de una fábrica textil en marzo de 1911 en Estados Unidos.
Finalmente, en 1952, el 8 de marzo fue instituido como Día Internacional de la Mujer por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).
Pero no podemos dejar de recordar algunas cuestiones que me parecen deben estar presentes hoy. Nos toca como mujeres vivir en una provincia que ocupa uno de los primeros lugares en el país con respecto a la cantidad de muertes de mujeres dentro de su casa y a manos de su pareja. Entre noviembre de 2007 y noviembre de 2008 se registraron 13 feminicidios; 12 a manos de su pareja y uno a manos de su padrastro. Esto no es casualidad, como tampoco resulta casual que todavía no se cuente en Entre Ríos con una Ley provincial que trate globalmente y en profundidad la Violencia Familiar, ni que existan en la geografía entrerriana Hogares Refugios Temporarios para víctimas de violencia familiar y sexual.
No resulta casual tampoco que recurrentemente en los titulares periodísticos se pueda leer “que Entre Ríos funciona como zona liberada para la explotación sexual infantil”. Un informe elaborado por UNICEF ubicó a nuestra provincia como uno de los eslabones más importantes en la explotación sexual comercial de menores en el país. El informe revela cómo se desarrolla la trata de personas y el funcionamiento del mapa de reclutamiento de víctimas de la explotación sexual en los que la pobreza y la marginación tienen una incidencia central.
Estos lamentables y preocupantes ejemplos muestran claramente la desprotección cotidiana en la cual vivimos y trabajamos, debiendo hacer frente desde el aula a la una realidad dramática, que no aparece sino en las frías estadísticas, pero que nosotros observamos y enfrentamos cada día con nuestros alumnos.
Pero a veces los números sirven también de elocuente muestra de la desigualdad e inequidad de género con la cual convivimos a diario. Seis de cada diez madres participa en el mercado laboral; de las cuales el 40% lo hace dentro del mercado informal y en donde más del 70% tienen puestos de baja calificación ocupacional. Es decir que de cada diez mujeres dos trabajan informalmente y en los lugares de menor calificación laboral y por ende de menor remuneración económica.
Las mujeres suman más tiempo de trabajo, unas 15 horas semanales en promedio, entre el empleo y la casa, lo que disminuye su tiempo de descanso en desmedro de su calidad de vida. A esto debe añadirse que las mujeres ganan entre un 20 y 30% menos de salario que los varones por igual trabajo. Es urgente que esto ya deje de ser solo estadísticas y nuestro reclamo de género se transforme en políticas de estado claras y eficaces.
Pero no quería terminar estas palabras sin señalar algunos hechos que me parecen sumamente auspiciosos dentro de esta larga y tenaz lucha en pos de la reivindicación de los derechos y conquistas de género. La elección de Bachelet en Chile y de Cristina Fernández en nuestro país, así como la de Fabiana Ríos en la gobernación de Tierra del Fuego son poderosos símbolos de que algunas cosas están cambiando. Más allá de la pertenencia política de cada una de ellas, y más allá de cualquier juicio de valor sobre sus gestiones, que hayan sido elegidas democráticamente y que hayan llegado adonde lo han hecho por sus propios méritos y valores constituye un claro ejemplo de los cambios que están sacudiendo años de desigualdad e inequidad.
Mucho queda aún por hacer, mucho camino por recorrer y muchas luchas por dar en pos de nuestros derechos. De esto sabemos bien nosotras como mujeres y como trabajadoras de la educación. Por eso es que esta fecha debe servir para redoblar esfuerzos en la ciclópea pero maravillosa tarea de construir una sociedad con más justicia, con más igualdad y donde de una vez por todas las mujeres ocupemos el lugar que por esfuerzo, por decisión y por convicciones debemos ocupar.
Fuentes Consultadas.
Biblioteca personal y publicaciones de Américo Schuarman.
Biblioteca personal del Ingeniero Carlos Hartwid.
Fernanda Pepey
Prosecretaria de Ecología y Medio Ambiente
AGMER Seccional Uruguay