"Para abrir un camino basta una sola herramienta,

para ver el sol, basta el viento inciando la carrera.

Para seguir en la lucha basta una sola palabra,

tomarse de las manos, sostener la marcha.

Nada puede borrar los ideales de una vida

cuando se han fecundado en ciento de heridas.

Seguir, seguir y alentar, alentar y calmar.

Nuestra meta es el Futuro, Educar, Educar"

 

Sofia de Lourdes Fernández

26/08/07

 

Que no llegue nunca a los claustros educativos

 

Sofía de Lourdes Fernández – AGMER Filial Basavilbaso

 

Sabido es que muchos médicos, ingenieros, abogados, contadores, etc., llegan a las escuelas secundarias y terciarias o universitarias a dictar clases de aquello que más saben; lo que más les gusta; lo que más han investigado o lo que conocen por su dedicación laboral. De ello cada uno de nosotros tenemos innumerables ejemplos, y buenos ejemplos. Profesionales que preparan a sus discípulos mucho mejor que los docentes para el mundo laboral de su especialidad, abriendo un abanico de infinitas experiencias, con ejemplos concretos que los alumnos admiran y traen a colación en cada clase que se presta para ello.

Quiera Dios que nunca lleguen profesionales del Derecho que impidan, a los más débiles y utilizados por el Estado, luchar por lo que les pertenece, que no les enseñen a ser independientes a pesar de comulgar con altos ideales partidarios, objetivos e imparciales en sus posturas, equilibrado y honrados en sus peticiones.

Con los últimos acontecimientos judiciales (en varias oportunidades) en contra de la lucha docente hemos asistido a la más clara sujeción al Estado provincial por parte no solo de padres, sino de abogados y jueces, que en nombre del Derecho de unos avasallan los derechos de otros. Y estos otros son nada más y nada menos que padres en su mayoría, con más de dos hijos en un alto porcentaje, y muchos proveniente de familias cuyo padre o madre fue docente.

Sí, estoy hablando de los reclamos que hacemos los docentes para que nuestras familias puedan tener no solo lo indispensable para subsistir, sino para poder cultivarse ampliamente, conocer y estudiar, recrearse y gozar con la cultura que nos rodea y con la que está un poco más lejos de nuestros hogares. Estoy hablando de viajar dignamente a nuestros lugares de labor, cómodamente, bien sentados, no en un camión jaula, como animales o en la caja de una camioneta peligrando nuestra integridad física, porque aunque no lo sepan muchos padres, son muy pocos los maestros y profesores que trabajan desde el primer día en su ciudad, el 90% comenzamos a trabajar a 20, 50 o 100 Km. de nuestros domicilios, y muchos no conseguimos acercarnos hasta después de los 17 o 18 años de antigüedad. Estamos reclamando tener dinero suficiente para ese viaje al trabajo no a la Costa o a Bariloche, reclamamos por nuestra dignidad de profesionales, quisiéramos estar bien vestidos y calzados delante de nuestros alumnos y que ellos también lo estuvieran, no con zapatillas de segunda con frió en los pies. Quienes viajamos por muchos años hubiéramos querido tener para un buen refrigerio, no vivir a mate y galleta porque en la escuela ni siquiera había una heladera para guardar un yogurt en verano.

Durante 22 años de servicio he reclamado ante todos los gobiernos provinciales y la postal se ha repetido durante los 22 años, el maestro y el profesor son la mano de obra más barata, la más manejable pues con tan poco sueldo “si los amenazamos con el descuento” muchos van a concurrir a la escuela pues es el único sueldo que entra en el hogar.

Pero nadie escapa al ojo del destino y seguramente aquellos que hoy van contra nosotros contarán en su familia, en el futuro con algún docente y podrán comprobar cuánto trabaja en realidad, cuántas vacaciones tiene en realidad, cuántos trabajos para el estado, mal pagos, realizamos con excelencia para todos los que se cruzan en nuestro camino y cuántas injusticias sufrimos por quienes no conocen la profesión.

Bueno sería que estos “doctores de la ley” y padres y sociedades enteras también presentaran amparos para que el gobierno vigile y haga cumplir a muchos padres la concurrencia obligatoria a las aulas de hijos incluidos en los planes sociales para jóvenes y adolescentes, que sí tienen asistencia perfecta a las Unidades Básicas pero se ausentan frecuentemente de la escuela, muchas veces buscados por abuelas y familiares por miedo a que le quiten los centavos que les dan para que concurran a educarse y que ocupan en comprar comida.

¿Esta es la educación que queremos? ¿Esta es la justicia social, la equidad, el futuro, la democracia? ¿Esta es la participación ciudadana? ¿Esta es la ética y la moral que pregonan algunos ciudadanos de la capital provincial? Menguados todos, de postura e ideales; empequeñecidos, mezquinos y avaros en la tierra de las riquezas, negadas a muchos y que solo algunos pueden disfrutar.

¿Tendrá algún trabajador, agremiado o no, en la lucha o fuera de ella, que busca el mejor salario para solventar los gastos de su familia, sabiendo lo que cuesta mantenerla; viendo una lucha limpia como la que llevamos los docentes, con cuentas reales y necesidades reales, no solo nuestras sino de todas las personas que incluye la escuela; estar en contra de un trabajador de la educación? ¿Podrá una madre, ama de casa o un padre desocupado que escucha el discurso vacío y repetido de la clase gobernante que construye salones para actos donde faltan aulas, donde pregonan inversión de $100.000 y más, en escuelas nuevas que nunca fueron mantenidas debidamente desde que se construyeron; una administración que obligó a las escuelas privadas colocar rejas en los primeros y segundos pisos de los establecimientos y en los estatales aún no hay una sola baranda de contención, ejercer un voto para descalificar al maestro de su hijo? ¿Querrá un ciudadano honesto, observando como circula el dinero en campañas políticas (esto también se utilizará para la consulta, no les quepa ninguna duda), dinero que no es inversión a largo plazo, que es la compra de un voto que empeña todos los sueños nuestros y de nuestros hijos; ser cómplice de semejante atropello a la educación?

Bueno sería también que esta clase de “profesionales” del Derecho nunca lleguen a las amadas aulas de nuestras escuelas formadoras de ciudadanos para un futuro mejor.

 

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